Biografía

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Ángel Barja nace el 5 de octubre de 1938 en Terroso, provincia de Orense. Desde muy temprana edad mostró un gran interés por la música.
En 1950 ingresa en el colegio de los padres redentoristas de El Espino (Burgos) para cursar el bachillerato. Allí se estudiaba solfeo, piano, se cantaba en coro y había algunas audiciones y conciertos, gracias a varios profesores navarros amantes de la música como Francisco Echevarría, Javier Galdeano o Eusebio Goicoechea entre otros. Lo más importante es que esa formación técnica iba acompañada de una práctica instrumental, básicamente al armonio, y sobre todo coral. Desde edad muy temprana comenzó a escribir pequeñas piezas, y a los quince años compone su primera obra coral, Campanas de Bastabales, sobre un texto de Rosalía de Castro, para coro a cuatro voces y solo de bajo. También escribe sus primeras obras para piano (Romanza), órgano (Contricción, Meditación mística…) y cámara (Canción de la tarde), aunque había escrito bastante música anteriormente.

En 1956 deja El Espino para ingresar en el noviciado redentorista de Nava del Rey en Valladolid. Un año después hace la profesión religiosa y llega al Colegio Mayor redentorista de Valladolid, San Alfonso, para ampliar sus estudios. Allí fue alumno del compositor Jose María Goicoechea y del pianista Pablo San José, con los que pudo profundizar en la historia de la música, la estética y la interpretación musical, desde el gregoriano a las vanguardias del S.XX. Por esta época escribe el juego escénico titulado «El rey de los hunos«. De esta obra se conserva una reducción para piano y una versión completa para 2 flautas, clarina, violín, violoncello, piano, solistas y coro. De esa época datan también otras obras como Variaciones sobre «Stille Nacht» y Concierto para orquesta sietemesina, entre otras obras corales.

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Ángel Barja nace el 5 de octubre de 1938 en Terroso, provincia de Orense. Desde muy temprana edad mostró un gran interés por la música.
En 1950 ingresa en el colegio de los padres redentoristas de El Espino (Burgos) para cursar el bachillerato. Allí se estudiaba solfeo, piano, se cantaba en coro y había algunas audiciones y conciertos, gracias a varios profesores navarros amantes de la música como Francisco Echevarría, Javier Galdeano o Eusebio Goicoechea entre otros. Lo más importante es que esa formación técnica iba acompañada de una práctica instrumental, básicamente al armonio, y sobre todo coral. Desde edad muy temprana comenzó a escribir pequeñas piezas, y a los quince años compone su primera obra coral, Campanas de Bastabales, sobre un texto de Rosalía de Castro, para coro a cuatro voces y solo de bajo. También escribe sus primeras obras para piano (Romanza), órgano (Contricción, Meditación mística…) y cámara (Canción de la tarde), aunque había escrito bastante música anteriormente.

En 1956 deja El Espino para ingresar en el noviciado redentorista de Nava del Rey en Valladolid. Un año después hace la profesión religiosa y llega al Colegio Mayor redentorista de Valladolid, San Alfonso, para ampliar sus estudios. Allí fue alumno del compositor Jose María Goicoechea y del pianista Pablo San José, con los que pudo profundizar en la historia de la música, la estética y la interpretación musical, desde el gregoriano a las vanguardias del S.XX. Por esta época escribe el juego escénico titulado «El rey de los hunos«. De esta obra se conserva una reducción para piano y una versión completa para 2 flautas, clarina, violín, violoncello, piano, solistas y coro. De esa época datan también otras obras como Variaciones sobre «Stille Nacht» y Concierto para orquesta sietemesina, entre otras obras corales.

En 1961 obtiene en Madrid el diploma de Maestro en Canto Gregoriano. Sigue escribiendo obras para piano, como Cantaba María, Piccolo pianto, y otras que más tarde formarán parte del Álbum de juventud. También compone Tema y variación, Meditación, Lirio del Valle, y comienza las Canciones para orquesta de cuerda y Lamentatio temporis, para órgano, que culminará años después.

En 1964 termina sus estudios en Valladolid y permanece un año en la Parroquia del perpetuo Socorro de Madrid. Aquí compone  Ausencia, que pertenece al Álbum de Juventud, y Canción mientras se espera.

En el curso 1965-66 ejerce como profesor de varias asignaturas en El Escorial, además de dirigir el coro de la comunidad. En esta época nacieron obras como las Canciones para cello y piano, varias piezas para piano del Álbum de juventud, así como Gólogota, Canzonetta y «Valeee!»

En el siguiente curso llega a la provincia de León para impartir las mismas asignaturas en el Colegio Redentorista de Astorga. Desde la biblioteca del Colegio tiene la oportunidad de  tomar contacto con ediciones de música popular de la provincia. También compone aquí Tristeza y Divagación, de su Álbum de juventud, concluye las Canciones para orquesta de cuerda y el Romance de la luna luna, para coro, piano y orquesta.
En el verano de 1967, dadas sus aptitudes musicales, la congregación decide enviarle al Instituto Pontificio de Música Sacra (PIMS) en Roma para ampliar su formación musical, donde permanecerá por 4 años hasta el verano de 1971.
Esta fue una época decisiva en la vida de Barja, donde aparte de consolidar sus conocimientos, pudo trascender el ámbito más académico y enriquecerse considerablemente con las vanguardias musicales de la época.

En Roma tiene Ángel Barja un contacto con la música a un nivel mucho mayor. Dentro del PIMS recibió una intensa formación con asignaturas como paleografía gregoriana, armonía, contrapunto, formas musicales y canto polifónico entre otras, y pronto resaltaron sus aptitudes en el campo de la composición. Entre el conjunto de maestros de la institución, como Eugène Cardine, Antonelli, Higinio Anglés, Ferdinand Haberl y Armando Renzi, podemos destacar la influencia de Domenico Bartolucci, su profesor de composición, y sobre todo de Vieri Tosatti, maestro al que admiraba y que estimuló sus inquietudes creativas y artísticas más allá de lo pedagógico.

Aunque el Instituto Pontificio impartía una formación rigurosa y de gran calidad, lo más importante de este período fue su contacto con las nuevas tendencias de música contemporánea. A través de la asociación «Nuova Consonanza» y de las incontables opciones musicales que ofrecía la ciudad, Barja pudo asistir regularmente a conciertos y a coloquios con compositores de vanguardia como Cage, Petrassi, Berio, Kagel, Nono, Busotti, Boulez… y muchos más. Se vio además sumamente influído por la figura de Anton Webern, que se convirtió en su verdadero guía.

También tuvo la oportunidad de visitar otras ciudades europeas en Suiza, Austria y Alemania, en las que compuso varias obras.

Este conjunto de experiencias amplió su perspectiva musical y el gran impacto creativo que esto supuso se refleja en su obra. Como Barja mismo comentó: «…esto me enriqueció más que todas las clases del Conservatorio, pues me hizo ver la música como algo vivo y cercano a mi mundo interior..»

Este doble influjo, uno más conservador y riguroso por parte del Instituto Pontificio, y otro más vanguardista e innovador en el ámbito musical de Roma, supone también una característica propia en la obra de Barja: una parte más conservadora, y otra completamente original y ecléctica.

Dentro de esta fecunda etapa compuso numerosas piezas para cámara, piano, órgano, obras corales y obras para orquesta. Como ejemplo podemos citar Canzone para orquesta de cuerda, 3 Piezas para orquesta, Cánon para violín y viola, Cuarteto nº1 en Re mayor, Suite en forma de canciones, dos Madrigales para 2 violines y viola en el ámbito de cámara,  Lamento, Contemplación, Canzonetta (II), Llanto por la muerte del padre, Plegaria, Valzer, Oración de la tarde, Música para piano, Piccolo minueto, Temas para piano, Itinerantes, Canto en la noche, y Canto en la vieja catedral para piano, varias organísticas como Tema antiguo para variaciones, Llanto por el ateíssmo y Fuga y final, Piccolo concerto para oboe solo, Misa Ara Coeli,… etc.

En el verano de 1971 la comunidad redentorista envía de nuevo a Barja a Astorga para continuar con sus funciones como profesor y así finaliza su período en Roma.

A finales de 1971 comienza a dirigir la Capilla Clásica, coro leonés fundado en 1965, sustituyendo a su anterior director y amigo Adolfo Gutiérrez Viejo. Como el propio Ángel cuenta, «la aceptación de dicho puesto cambió radicalmente mi vida y quizá también mi propia trayectoria como compositor«. EL principal objetivo de la Capilla era la difusión de la polifonía renacentista española, pero pronto amplió sus horizontes con músicas más recientes, incluídas las del propio Ángel, y tuvo la oportunidad de ofrecer conciertos por toda la geografía española, así como en Francia e Italia, y se grabaron varios discos dedicados a la polifonía española y a la canción popular.

A partir del año siguiente, Barja es establece definitivamente en León. Aparte de su labor como compositor, empezó a dar clases en el Conservatorio e impartir clases particulares. El cambio de Roma a Astorga y después a León no favoreció las posibilidades de su carrera como músico. Por una parte, en el Conservatorio solo podía impartir dos asignaturas, armonía y formas musicales, ya que tuvo grandes dificultades para convalidar su titulación extranjera. Además pronto fue sujeto de envidias y animadversión por parte de sus compañeros y colegas de profesión.

Además, la casi ausencia de vida musical en León hizo sentir a Barja una cierta soledad interior, además de las dificultades que tuvo que enfrentar para estrenar su propia música. A menudo su actividad tuvo que limitarse a la música coral, más fácil de estrenarse que otras de sus obras camerísticas o sinfónicas. Por otra parte él consiguió estimular notablemente la vida musical de la ciudad.

Sin embargo, gracias a su labor con la Capilla Clásica, la ciudad comienza a valorar su música y a reconocer su calidad como compositor. Además empieza a organizar numerosas audiciones musicales y a escribir artículos de divulgación musical.

A pesar de que su labor compositiva se vio limitada en León, poco a poco su trabajo comenzó a ser reconocido fuera de las fronteras provinciales, ya que ganó numerosos concursos de composición. Obtuvo, por ejemplo, el 2º Premio del Concurso Internacional de Composición Organística de Ávila por su obra Lamentatio temporis, así como el Premio Nacional de Composición Polifónica por Madrigal.

En el año 1974 termina las Canciones Espirituales sobre textos propios y textos litúrgicos. También compone sus Madrigales y canciones sobre textos de poetas renacentistas y del Siglo de Oro, y estrena las Canciones del reino de León. Por estos años su producción cuenta también con otras composiciones fundamentales como el Cuarteto nº2: Diálogos, el Cuarteto nº3: Contrapuntos joviales, Tempo d’amor y Quasi una ballata en música de cámara, la Suite para orquesta, que es en realidad una orquestación de obras anteriores, la Suite para piano, Divertimenti, Cantos de Esperanza, Fascination,  y Cuadernos de lectura a primera vista para piano, el Canticum para coro y orquesta de cámara, el Concierto para piano y orquesta que no teminó, y obras para órgano como Praeludium, Impression for Bach y Retablo.

En ese tiempo se enamora de una joven del coro, Begoña. Así entra en crisis su vocación religiosa y solicita la dispensa de las órdenes sagradas, que le conceden en 1976. En el año de su boda, 1978, Barja escribió la música para la serie La Mancha, tierra de Don Quijote. En esa época la Capilla Clásica participa en la grabación de un disco para el Ministerio de Educación y Ciencia. El disco forma parte de la colección Monumentos históricos de la música española, titulada Maestros de Capilla de la Catedral de León (s.XVIII).

Al año siguiente inicia un trabajo sobre la música tradicional leonesa, siendo una de sus más científicas y fecundas acciones sobre la música popular, editadas con el título de Canciones del reino de León (1976-1977).

En 1976 obtiene por su obra para órgano Retablo el Premio Internacional de Composición Organística de Ávila.

En esta época su producción instrumental disminuyó en favor de la obra coral, ya que tenía más salida a través de la Capilla Clásica y otros coros. Aún así destaca el Divertimento para dos trompetas y órgano y los Movimientos para tres trompetas y órgano, así como la Canción en forma de rondó para piano.

A pesar de que el reconociemiento de Barja había comenzado en 1972, no fue en León donde recibió sus encargos más importantes. Fue con el Festival Internacional de Santander y el XIII Certamen de la Canción Marinera de San Vicente de la Barquera. Con los conciertos que organizaba Jose Luis Ocejo, director de la Coral Salvé de Laredo, comenzó a tener varios encargos para los intérpretes. En 1980 Barja presentó en el festival la obra Movimientos para tres trompetas y órgano, y el excelente quinteto vocal británico The Scholars cantó sus Madrigales y romances, sobre poemas de Diego de Reinosa, y sus Poemas del mar, sobre poesías de Jesús Cancio.

En 1981 obtuvo el Premio Internacional de Composición Polifónica de Tolosa, con su obra Cantiones Job, y el Premio Rosalía de Castro de música coral. El año siguiente recibió también el Premio de Composición “Cristóbal Halffter” por su obra para órgano Preludio, canción y fuga.

En 1982 compuso los Cantos de noche alta, 15 piezas en recuerdo de toda la obra de Mompou, siendo una nueva aportación a su ya abundante catálogo pianístico. 

También escribió su enigmático Cuarteto nº4: Fluencias, que tuvo un relevante estreno por el Coull String Quartet de Londres en el Festival de Santander en 1983.

La música de cámara le atraía enormemente también como campo de experimentación y género más accesible al medio en que se movió, una España donde era impensable el número de orquestas que hay en la actualidad.

En 1983 compuso también el excelente Trío para violín, violoncello y piano, por encargo del Trío Mompou. A este período pertenecen tambén For Seven, la transcripción orquestal de los Movimientos para tres trompetas y órgano, y el Concierto para piano y orquesta que no terminó.

En 1984 obtuvo el Premio Nacional de Composición Ciudad de Zamora y el de Composición Coral de San Vicente de la Barquera. En 1985 recibió de nuevo el Premio internacional de composición polifónica de Tolosa y el Premio de la Academia de Bellas Artes de Granada por su obra para órgano Impression for Bach.

En 1985 fue becado por la Diputación Provincial de León para realizar la recopilación del cancionero popular de la provincia, en colaboración con el folclorista Miguel Manzano, tarea que a causa de su fallecimiento tampoco pudo concluir. También realiza aportaciones al ámbito pedagógico, como sus Canciones populares para 2, 3, 4,  y 5 voces blancas. A finales de año destaca también su actividad periodística en el campo de la crítica y la divulgación musicales, a raíz de la creación del suplemento cultural del Diario de León, “El Filandón”. También obtuvo la primera plaza como profesor de música en Enseñanza secundaria y entre 1985 y 1986 estuvo a cargo del centro de profesores de León.

En 1986 obtuvo el Premio Internacional Ciudad de Segorbe por su obra coral Caro mea.

También escribió en estos años la Pequeña Suite, para dos flautas de pico y la Suite para un gentil órgano, e inició un quinto cuarteto que no pudo terminar.

La ciudad de León le rindió homenaje, con importantes participaciones como el Coull String Quartet, la Coral Salvé de Laredo y el crítico Enrique Franco. En ese mismo año recibió un encargo de la cantante madrileña Teresa Berganza para componer una ópera, que por falta de tiempo no pudo terminar. Barja se encontraba inmerso en otras obras como el impresionante Planctum Jeremiae, encargado por The Scholars, que fue Premio Internacional de Composición en Tolosa.

En enero de 1987 aparece su libro Música y Poesía para niños, en colaboración con Alfonso García, y poco después fue nombrado hijo adoptivo de León.

En febrero de 1987, Barja falleció tras una grave enfermedad.

Barja demostró, en casi todos los géneros por él abordados en más de 650 obras, ser uno de los mejores músicos de su generación, y uno de los creadores gallegos más relevantes de las últimas décadas.

Bibliografía y referencias

– Tarazona, Andrés Ruiz. “Angel Barja en el recuerdo” revista Tierras de León nº117.

– Igoa Mateos, Enrique. “El legado musical de Ángel Barja” Instituto leonés de Cultura. Diputación de León, 2006.

– Barja, José. «Ángel Barja. Vida»

– Turina, Jose Luis. “Ángel Barja: Semblanza de un desconocido”. Ponencia leída en el Museo de Arte Contemporáneo Unión Fenosa. La Coruña, 28 de enero de 2006

López Blanco, Fernando  – Ángel Barja (1938-1987). Análisis de su obra musical – Tesis Doctoral, Universidad de Oviedo, 2014-2015

– Algorri, Luis.  «Breve cronología de Ángel Barja» Diario de León, 15 de Febrero de 1987

– Hontañón Acha, Ricardo. «En la muerte de Ángel Barja». Revista Ritmo 576, p.15.

– Fernández Miguélez, Francisco. «Entrevista con Ángel Barja». Revista Ascua nº1.